Para dirigirnos hacia nuestro interior, disponemos de una gran herramienta que es la respiración. Todos hemos nacido tomando una profunda inhalación y nos marcharemos con una suave exhalación.
El aire que respiramos o también llamado prana en sánscrito consta de los términos “pra” (que significa rellenar) y “na” (que significa vivir) por lo tanto, la unión de estas dos palabras se traduciría como “llenar de vida”.
Junto a la alimentación, cada inhalación llena de vida, vitalidad y energía las células de nuestro cuerpo. Es nuestro combustible diario y de ahí su vital importancia en la vida. A su vez, cada exhalación nos permite limpiar nuestro organismo, liberar tensión física y deshacernos de tensiones emocionales.
Meditar con la atención en la respiración es el alma del yoga: ser consciente que cada inhalación y exhalación son vida y sin juzgar si respiras mejor o peor, sólo observando como se ejecuta sin modificar ni actuar, como un testigo de esa acción que realiza tu cuerpo a cada instante, sin que tengas que hacer nada.
La respiración es la acción más importante de la propia vida y desde mi parecer está infravalorada. Conviértela en tu aliada dedicándole cada día unos minutos a hacerla la protagonista. A través de ella tu cuerpo y mente pueden alcanzar profundos estados de paz, felicidad, calma y luminosos momentos de estabilidad meditativa.
Cierra tus ojos y siente el alma del yoga.